La aparición de espuma en un lubricante es un efecto no deseado que puede tener los siguientes efectos: aumento del nivel de oxidación por la intensa mezcla con aire, daños por cavitación así como un caudal de aceite en el sistema inadecuado creando problemas de lubricación. La tendencia a la espumación depende mucho del propio lubricante y está influenciada por la tensión superficial del aceite base y, especialmente, por la presencia de aditivos detergentes e inhibidores de la corrosión. Los principales aditivos antiespumantes emplean siliconas para debilitar las burbujas en la superficie permitiendo que se rompan fácilmente.