Es un sistema de lubricación centralizada donde un gas comprimido, generalmente aire, se emplea para atomizar a través de un tubo de Venturi el aceite en forma de gotitas de muy pequeño diámetro. La mezcla resultante aire-aceite es la niebla. La niebla contiene partículas de aceite cuyo diámetro medio es de 1-2 micrones y pueden ser conducidas a los racores de aplicación a través de las conducciones de distribución a los diferentes puntos de aplicación del lubricante. En los puntos de aplicación del lubricante, las partículas de aceite se condensan por la acción de los deflectores en un racor de aplicación, por lo que casi todas las partículas de aceite son separadas convirtiéndose en gotas de aceite, posándose sobre la superficie a la velocidad suficiente para producir la adherencia. La niebla puede ser introducida en recintos cerrados si las superficies a lubricar giran a una cierta velocidad. La velocidad de los engranajes, cadenas u otros elementos giratorios causará sobre estas partes una condensación tal que garantizará una buena lubricación. El método de lubricación con niebla tiene como gran ventaja la continua aplicación de aceite que se acerca muy bien a la necesidad efectiva del soporte y la aplicación de lubricante a una dosis extremadamente baja, posible con una Niebla, facilita una lubricación continua sin necesidad de proyectar un sistema de circulación. Tiene el inconveniente de que el sistema es muy sensible a la suciedad y contaminación, que taponan los deflectores y puede no llegar la suficiente cantidad de aceite.